El nuevo Argentina Productivity Report 2025 de OpenAI confirma lo que ya vemos todos los días: los chicos usan inteligencia artificial para estudiar, resolver tareas y aprender por su cuenta.
Pero el mismo informe deja en claro que esa adopción ocurre sin guía, sin protección y sin estrategia educativa.
¿Qué significa eso para las escuelas? ¿Y cómo puede un país formar criterio en una era donde la IA ya enseña, pero nadie la enseña?
El dato que pasó desapercibido: la IA ya forma parte del aprendizaje
OpenAI analizó el impacto de ChatGPT en la productividad argentina y encontró algo que trasciende lo económico:
“Los estudiantes —ya sea en la escuela secundaria, la universidad o la formación profesional, están utilizando la IA para dominar nuevas habilidades y profundizar la comprensión.”
Es decir, la IA ya se metió en el aula, aunque todavía no haya sido invitada oficialmente.
Según el informe:
El 22 % de los argentinos usa IA generativa de manera habitual.
El grupo más activo son los jóvenes de 18 a 34 años, es decir, los mismos que hoy están en el sistema educativo.
1 de cada 3 interacciones con ChatGPT en el país tiene fines educativos o de aprendizaje.
¿Cómo la usan?
11 % tutorías o explicaciones personalizadas.
13 % resolución de tareas específicas.
11 % guías paso a paso para comprender procedimientos o temas complejos.
El reporte incluso menciona programas locales como PaideIA y la Guía del Aula de CABA, que ya incorporan IA para generar planificaciones y evaluaciones.
A primera vista parece innovación, pero detrás de esos números, hay un vacío que nadie puede ignorar.
El problema no es que los chicos usen IA.
El problema es que la usan solos.
OpenAI reconoce que “el uso por parte de los jóvenes ya es alto” y que “las medidas de protección y la capacitación docente son esenciales para convertir esa experimentación en aprendizaje real.”
Sin embargo, el documento no explica cómo hacerlo, y eso deja abierta la pregunta central: ¿qué aprenden los chicos cuando la IA se convierte en su profesor más accesible, pero menos confiable?
Lo que realmente está ocurriendo en las aulas
Los estudiantes ya recurren a ChatGPT o Gemini para preparar exámenes, hacer tareas o pedir explicaciones “más simples”. Y aunque eso puede parecer un avance, lo que está en juego es mucho más profundo:
La inmediatez reemplaza al proceso.
Aprender deja de ser construir para convertirse en producir.La dependencia sustituye al criterio.
Si la IA responde todo, ¿cuándo aprenden a pensar por sí mismos?La confianza sin verificación se vuelve desinformación.
La IA puede inventar datos, pero los chicos no tienen herramientas para detectar errores.
Lo que el informe celebra como “reducción de barreras cognitivas”, en la práctica puede estar generando una nueva forma de fragilidad intelectual: menos esfuerzo mental, menos memoria y menos pensamiento crítico.
Lo que deja este informe: 5 aprendizajes clave
La IA ya forma parte de la práctica docente.
No como reemplazo, sino como extensión del pensamiento.La colaboración supera a la delegación en lo pedagógico.
Pero los límites éticos aún no están claros.El uso responsable no se trata solo de normas.
Se trata de formación, tiempo y criterio.El temor no es a la IA, sino a sus efectos invisibles.
Sobre todo en los procesos que hacen al corazón de la educación: pensar, construir, discernir.Los docentes no necesitan más herramientas.
Necesitan tiempo, acompañamiento y espacios para redefinir cómo enseñar en esta nueva era.
Los riesgos que el informe menciona (y los que evita nombrar)
OpenAI describe los beneficios de la IA en educación, pero evita profundizar en sus efectos secundarios.
Al analizarlos, aparecen cuatro riesgos claros:
⚠️ Riesgo 1: Aprendizaje sin mediación crítica
La IA puede explicar, pero no enseñar a discernir. Sin acompañamiento docente, los estudiantes aprenden respuestas, no procesos.
⚠️ Riesgo 2: Confianza sin verificación
El informe celebra que los jóvenes “ganan confianza en su trabajo”. Pero sin formación en pensamiento crítico, esa confianza se transforma en validación ciega de información inexacta.
⚠️ Riesgo 3: Desigualdad digital
Mientras algunas escuelas experimentan con IA, la mayoría aún no tiene infraestructura ni capacitación. Eso amplía la brecha educativa entre quienes pueden aprovechar la IA y quienes quedan fuera.
⚠️ Riesgo 4: Sustitución del rol docente
Hablar de “tutores virtuales” o “personajes de IA” sin un marco claro puede llevar a desprofesionalizar la enseñanza, reduciendo la figura docente a un acompañamiento pasivo.
Productividad vs. aprendizaje: dos lenguajes distintos
El informe de OpenAI está escrito desde la lógica de la productividad: más rápido, más eficiente, más escalable. Pero educar no es producir. Educar es formar criterio, autonomía y sentido.
Si la IA entra al aula solo para ahorrar tiempo o corregir tareas, perdemos la oportunidad de usarla como herramienta para pensar mejor. Y cuando el aprendizaje se mide en segundos, lo primero que se sacrifica es la profundidad.
IA y futuro laboral: el espejo de lo que viene
El mismo reporte muestra que el mundo laboral ya cambió:
84 % de las pymes que adoptaron IA vieron mejoras en productividad.
73 % de los líderes incentivan su uso entre los equipos.
57 % ya capacitan en habilidades de IA.
Eso significa que los estudiantes de hoy se insertarán en un mercado donde entender y usar IA será indispensable. Pero también donde pensar críticamente será lo que marque la diferencia.
Qué deberían hacer las escuelas
La pregunta ya no es “¿debemos incorporar IA?”, sino cómo hacerlo sin perder el sentido pedagógico.
El informe de OpenAI confirma tres urgencias:
1️⃣ Formar a los docentes antes que a los algoritmos.
2️⃣ Definir marcos éticos y de protección de datos para estudiantes.
3️⃣ Usar IA como acompañante del pensamiento, no como sustituto.
Y ahí es donde entra Auroria.
Cómo responde Auroria a esta realidad
Auroria nació precisamente para llenar ese vacío.
Para que la IA no entre sola al aula.
Es el primer asistente de inteligencia artificial diseñado para instituciones educativas, que se adapta al proyecto pedagógico de cada escuela, protege la seguridad cognitiva de los estudiantes y ayuda a los docentes a integrar tecnología con propósito.
Porque si algo demuestra el reporte de OpenAI es que la IA ya enseña. La diferencia estará en quién la guíe y con qué propósito.
Una reflexión personal (como mamá)
Cuando mis hijos me preguntan algo y pienso que podrían buscarlo en un chat, me pregunto qué quiero que aprendan realmente:
¿la respuesta o el proceso de pensarla?
Creo que el desafío no es evitar la IA, sino enseñar a convivir con ella sin perder el pensamiento propio. Que la usen, pero que no los use.
Conclusión
La IA no es el futuro: ya es el presente de la educación argentina.
Los datos del reporte de OpenAI no describen una tendencia, sino una realidad que nos alcanzó antes de que el sistema estuviera preparado.
Los chicos ya aprenden con inteligencia artificial, pero lo hacen sin acompañamiento, sin criterio y sin protección cognitiva.
Y eso no es un problema tecnológico: es un problema pedagógico, cultural y ético.
Como país, tenemos una oportunidad única. Podemos elegir resistirnos o podemos decidir enseñar con inteligencia artificial sin perder la inteligencia humana.
Eso exige tres cosas que ninguna tecnología puede reemplazar:
docentes formados,
instituciones con propósito,
y marcos éticos claros que pongan la seguridad emocional y cognitiva de los chicos por delante de la novedad.
Auroria nació para acompañar esa transición. Para que la IA no entre por la ventana, sino por la puerta grande del aula. Con propósito, con pedagogía y con protección.
Porque sí, la IA ya enseña. Pero el futuro de la educación dependerá de quién le enseñe a enseñar.
F.A.Q.
¿Por qué OpenAI dice que los chicos ya están usando inteligencia artificial para aprender?
Porque, según el Argentina Productivity Report 2025, 1 de cada 3 consultas argentinas a ChatGPT tiene fines educativos o de aprendizaje. Los jóvenes usan IA para entender temas complejos, pedir explicaciones o resolver tareas, muchas veces sin supervisión docente.
¿Es algo malo que los estudiantes usen ChatGPT o herramientas similares?
No necesariamente. El problema no es que usen IA, sino cómo la usan.
Cuando el aprendizaje ocurre sin guía ni contexto, se pierde el pensamiento crítico, la validación de la información y la construcción del conocimiento.
El riesgo es crear dependencia y perder el proceso de razonamiento.
¿Qué riesgos concretos ve OpenAI en su propio informe?
El reporte menciona que el “uso alto entre jóvenes” requiere medidas de protección y capacitación docente, pero no detalla cómo lograrlo. Entre líneas, se reconocen cuatro riesgos: aprendizaje superficial, confianza ciega, desigualdad digital y desplazamiento del rol docente.
¿Qué deberían hacer las escuelas frente a esto?
Las escuelas necesitan una estrategia clara:
Capacitar docentes antes de incorporar herramientas de IA.
Definir políticas de uso ético y protección de datos.
Elegir plataformas pedagógicas seguras que integren la IA al proyecto institucional y no la impongan desde afuera.
¿Qué rol tienen las familias en este proceso?
Uno central.
Las familias deben acompañar a sus hijos en el uso de la IA con la misma atención con la que los acompañan en redes sociales: preguntando, conversando y guiando.
No se trata de prohibir, sino de enseñar a usar con criterio.
¿Qué propone Auroria frente a este escenario?
Auroria es el primer asistente de inteligencia artificial diseñado exclusivamente para instituciones educativas.
A diferencia de las IAs abiertas, Auroria se adapta a cada escuela, protege la seguridad cognitiva de los estudiantes y fomenta un uso responsable y pedagógico.
Su objetivo no es reemplazar a los docentes, sino potenciar su rol y garantizar que la IA entre al aula con propósito, ética y acompañamiento.
¿Qué significa “enseñar con IA sin perder la inteligencia humana”?
Significa usar la tecnología como herramienta, no como reemplazo.
Que los chicos aprendan a apoyarse en la IA para explorar, analizar y crear, sin dejar de pensar por sí mismos.
La verdadera alfabetización digital no es aprender a usar herramientas, sino aprender a pensar con ellas.